Súcubo


“Si vienes conmigo serás más dichoso que en el paraíso.
Rompe ese manto clerical que te cubre,
yo soy la belleza, la juventud, la vida y el éxtasis.
Ven conmigo y crearemos el amor.
Yo te amo y quiero arrebatarte de las manos de tu Dios.”
Los amores de una muerta.
Théophile Gautier.

… pero yo la veía todas las noches, a veces, por décimas de segundo, a veces un minuto o hasta dos… a veces se movía, así como bailando y bailando se desvanecía… esa silueta, con su fino contorno de mujer ¡y esos movimientos que parecía me invitaban al placer!, ¡tanto erotismo en una figura sin rostro y sin piel!
Hace una semana fue adquiriendo color. Pude distinguir el blanco de su piel reflejando la luz de la luna llena en la negrura de mi alcoba, la delicadeza de su hermoso rostro… el temor fue aminorando para dejar lugar a la maravilla, podría decir que comenzaba a sentir amor por aquella hermosa mujer que salía de las sombras… me sentía embelesado…
Una noche fui poseído: ella se acercó, sumergida en el inframundo bajo las sabanas; comenzó a recorrer mi cuerpo desde abajo, su lengua hizo maravillas en mis muslos trazando el camino para llegar a mi miembro y succionarlo… después de varios minutos, sucedió el primer orgasmo de la media noche, el mejor que he tenido y el primero por vía oral; después de eso, siguió hasta llegar a mis labios, besándolos de una forma tan lujuriosa que no perdí la erección ni por un minuto, sabía lo que hacía, introdujo lentamente mi carne en la suya, bombeando ella misma. Fue privándome de la conciencia con cada venida de las que ocurrieron gracias a su presteza y sus obscenos insultos hacia Dios Nuestro Señor… me avergüenza aceptar que esos insultos me excitaban…
Por las mañanas despertaba solo y cansado, apenado pues le era infiel a mi prometida… era un pecador y no pude evitar confesarle mi traición… ella me abandonó, nuestra boda no pudo consumarse, me tacharon de loco, pero por las noches la mujer de las sombras aparecía para poseerme intensamente… cada velada me hacía eyacular salvaje y brutalmente, yo no podía resistirme pues lo deseaba con todo mi ser...
Esto no es normal, lo meditaba todas las mañanas al despertar; quizá era un sueño muy real, pero el olor a sexo que flotaba en mi alcoba no podía ser imaginario… decidí visitar a un psicólogo, me recetó algunas píldoras para inhibir el sueño mientras dormía, pero no daban resultado y aquella mujer no faltaba ni una noche...
Cada mañana despierto más y más cansado, sin fuerzas; me miro al espejo, mi rostro está pálido, demacrado, mis ojos secos… cada mañana más cadavérico… sin embargo, por las noches puedo ser poseído por la mujer de las sombras, en esas horas vuelve a mí la fuerza necesaria para disfrutar, me olvido de todo…
… esta noche vendrá, saldrá de las sombras de mi armario, desnuda como siempre, lista para hacerme eyacular una y otra vez en su interior, mirándome con sus brillantes ojos de fuego y de lujuria… y estoy seguro que esta noche moriré… por eso hoy, lo he resuelto, debo negarme a morir de placer, he guardado un puñal bajo la almohada, cuando ella me esté cabalgando, sacaré mi arma y la clavaré en su pecho… he de acabar con ella, antes de que devore mi vida… y mi alma…

Røb Muertø.

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